terapias alternativas
  Jorge Bucay
 

El juego de los cuentos

Jorge Bucay

 

 

Prólogo

 

Cuando la editorial española RBA Libros me propuso grabar el audio de Recuentos para Detnián sentí dentro de mí una enorme conmoción. Durante años había insistido en ese mismo proyecto en Argentina y hasta esbozado algún ensayo en México. La respuesta siempre fue la misma: "Nuestro público no está acostumbrado a los audiolibros. No hay público para ese producto.Todos los que lo intentaron fracasaron estrepitosamente.Tus seguidores seguramente prefieren leer tus libros", y etcétera, etcétera.

El proyecto es ciertamente tan ambicioso (el público español tampoco está habituado a los libros para escuchar) como atractivo.Tanto que, a pesar del castizo acento del actor que protagoniza a Demián y de mi desfachatada aventura de personificar al terapeuta y contar con mi voz los cuentos, previamente adaptados al castellano que se habla en España, yo confieso que no quise perderme la oportunidad de hacer llegar a Argentina y al resto de Latinoamérica el audio de este Déjame que te cuente. Una vez más, la vida me da la oportunidad de hacer realidad un sueño de otro tiempo.

Es mi deseo que no se dejen sorprender por lo extraño que puede sonar mi lenguaje en estos discos, tan diferente del que hablamos en las calles y los cafés de Buenos Aires, y tan distinto también del idioma que comparto en cada visita, en cada encuentro o en cada reportaje con mis amigos y hermanos de México, Venezuela, Uruguay, Puerto Rico, Costa Rica y con los lectores latinos de Estados Unidos.

Ojalá este audio libro sirva, también en nuestros países, a todos aquellos que, como digo en el texto, no tienen la posibilidad de elegir leer. Ojalá estos CD sean, para todos los que se animen, un motivo más para pensarse, jugar y sorprenderse. Un disparador, en fin, para el desarrollo y el crecimiento de todos aquellos que disfrutamos cuando alguien nos lee una historia.

Jorge Bucay

Nerja, Málaga, septiembre de 2004


 

El juego

La vida infantil no puede concebirse sin juego. El juego es una realidad que acompaña al hombre desde que éste existe. Jugar es la principal actividad de la infancia y responde a la necesidad de los niños y niñas de mirar, tocar, curiosear, experimentar, inventar, expresar, comunicar, soñar... En una palabra, actuar libremente con su propio cuerpo, y hacer suyo el mundo que los rodea. Por eso el juego infantil ha estado presente siempre en toda sociedad y cultura.

Cada pueblo, según su forma de vida, ha desarrollado un tipo de juego, un tipo de recreación específica.

Los juegos tradicionales

Cuando analizamos los juegos populares, encontramos características que se ajustan a las definiciones más actuales sobre el juego y las teorías acerca del desarrollo evolutivo en el niño.

El juego es un impulso vital, que se expresa como actividad libre y espontánea, gratuita y placentera.

Jugar debería ser una fuente de satisfacción y alegría; una actitud frente a la vida. El juego es descubrimiento, curiosidad, iniciativa. El deseo de vivir y gozar de la vida. El juego está pensado para ayudar al crecimiento armonioso de nuestra inteligencia, afectividad, creatividad y sociabilidad.

El juego proporciona una fuente de placer y satisfacción.

Comporta la oportunidad de expresar sentimientos y emociones.

Favorece la descarga de energías y tensiones, facilitando la manifestación y superación de conflictos.

Estimula el afán de superación personal de éxito.

Estimula la formación del pensamiento simbólico. Posibilita la adquisición del dominio corporal e intelectual.

Favorece la adquisición de la competencia lingüística tanto para el que escucha como para el que habla.

Estimula la imaginación y creatividad.

Posibilita el desarrollo del ingenio y curiosidad, que son la base de cualquier aprendizaje.

Incentiva el descubrimiento del placer por la búsqueda y la investigación.

Es un elemento de transmisión de valores y pautas de comportamiento social.

El juego es una característica inherente al ser humano. En todas las épocas se ha jugado, sin limitarse tampoco a una edad determinada. Niños, jóvenes y adultos han jugado y siguen jugando. Variarán las expresiones, el estilo de juego, los tipos de juegos, etcétera, pero el juego forma parte del ser humano. La ausencia del juego en un niño es un claro indicio de una dificultad, de problemas en la salud física o mental, y hoy sabemos que lo mismo es transferible al adulto. El adulto que no tiene o no se crea espacios lúdicos, tiene menores posibilidades de ser dinámico y creativo en la vida cotidiana. De ahí la importancia que tiene el juego como dimensión humana, aspecto que deberíamos rescatar todos aquellos que trabajamos con otras personas.

A través del juego, el niño explora su entorno, se expresa, aprende y se comunica. El juego es un «canal» que fortalece el vínculo con el universo no del todo comprendido y, si bien el adulto puede llegar a manifestar ciertas resistencias hacia la expresión lúdica, cuando logramos que se comprometa realmente en ese espacio diferente, se siente más distendido y capaz de comenzar a desplegar sus posibilidades ilimitadas.

Desde hace mucho, sabemos que la vivencia, es decir el aprendizaje a través de la experimentación, es el único conocimiento verdaderamente útil. A partir del juego se pueden crear ámbitos en los que las posibilidades de comprensión y expresión sean más abiertas y más directas, y desde allí descubrir nuevas alternativas o estrategias.

Al distanciarse transitoria y voluntariamente de la realidad, el juego favorece un mejor y menos prejuicioso contacto con ella.

El juego se aleja de lo cotidiano, ocupa parámetros especiales y temporales diferentes de los impuestos por la rutina diaria. El juego se realiza según una norma o regla, siguiendo una determinada estructura y, por consiguiente, crea orden. El juego es fundamentalmente una actividad libre. Las personas jugamos por placer. Precisamente, poder responder a la necesidad de pasarlo bien, sin otro motivo, supone un acto de libertad.

El niño interior

El niño interior es nuestra parte más creativa y juguetona, la más espontánea e imaginativa y el asiento natural de nuestros aspectos más desprejuiciados, investigadores y aventureros. Confiado por naturaleza, ese niño interno no tiene dobleces ni segundas intenciones, básicamente se halla muy ocupado viviendo la vida y haciendo lo que le proporciona alegría.

Animarse a jugar es despertar a ese niño o niña que alguna vez fuimos. Por eso, cuando jugamos no pensamos en función de nuestros límites y no juzgamos a nadie por sus diferencias, y toda nuestra sabiduría se mide en términos de intuición.

Posiblemente por eso emerge de él tan fácilmente el amor. Cuando retiras las máscaras del temor y los prejuicios aparece lo mejor de lo que yace en tu interior, puede explorarse el universo como si fuera nuevo y puede volverse a jugar con la vida.

La cultura sería impensable sin un componente lúdico. Tal es la presencia que el juego tiene en las actividades creativas, desde las cotidianas a las artísticas, que se escinde como algo aparte y diferente que se destaca en el mundo habitual.

Durante el juego, más que nunca, el ayer y el mañana no existen, se juega en el presente absoluto.

El libro-juego de Déjame que te cuente...

Este «libro-juego» propone una creativa y entretenida reconfiguración de la narrativa:

El diseño de un espacio de escucha divagante no condicionada.

La aceptación del azar.

La revalorización de lo subjetivo.

La construcción de un espacio privilegiado de libertad.

Y el encuentro de nuevas formas de interactividad.

En este juego, como en todos, el participante tiene la posibilidad de entrar en el mundo de las ideas sin abandonar por ello el mundo sensible. Esta reconciliación pretende hacer posible la libre exploración de sus miedos y emociones en armonía con el universo de las propias determinaciones y creencias. Para ello, el jugador renuncia a las metas impuestas por el mundo real y cotidiano, lo cual sólo será posible si, mientras juega, consigue dejar de lado la búsqueda de satisfacción inmediata de sus necesidades y la obsesión de tener el control sobre el juego. En el juego pueden romperse los hilos que atan cada cosa a una particular función, se puede jerarquizar el proceso sobre la meta y el sueño sobre los resultados. La victoria del placer de la autorrealización sobre el halago a la vanidad se constituye en un acto libre, ético y estético profundamente humano. El psiquiatra Winnicott, en su obra Realidad y juego, sitúa el juego en la intersección del mundo exterior con el mundo interior.

El juego en función del aprendizaje

El juego es un medio de expresión, un instrumento de conocimiento, un medio de socialización, un regulador y compensador de la afectividad y un efectivo instrumento de desarrollo de las estructuras del pensamiento. En una palabra, resulta un medio esencial de organización, desarrollo y afirmación de la personalidad.

Hasta hace muy poco, la sociedad adulta y seria, incluyendo gran parte de los docentes y la mayoría de los padres y madres, consideraba el juego como algo banal y superfluo cuya única importancia radicaba en distraer al niño entre clase y clase o premiarlo con un pequeño recreo por un trabajo bien hecho.

Dichos del estilo de «deja ya de jugar», «se acabó el juego» o «cuando termines la tarea podrás jugar», siempre estuvieron en el catálogo de las frases de los padres. En la actualidad, el juego no sólo está aceptado, sino recomendado como elemento educativo y formativo de máxima importancia.

Teorías del juego

Piaget y Cháteau definen el juego como una acción libre considerada ficticia situada al margen de la vida real, pero capaz de absorber al individuo que juega.

El juego tradicionalmente prepara para lo que está por llegar.

Gross dice que el juego es un ejercicio previo y Stern agrega que el juego opera como una predicción anticipada, y por eso se le confiere en algunas culturas el valor de un pronóstico.

El juego es una forma de:

* Asimilación de lo real al yo (Piaget)

* Preparación para la vida adulta (Gross)

* Ensayar, fijar y conservar los nuevos hábitos adquiridos (Piaget)

* Reducir las tensiones y defenderse de las frustraciones (Freud)

* Liberarse de la energía sobrante (Spencer)

* Aprendizaje y crecimiento armónico (Fróebel y Decroly)

El juego supone cierto tipo de actividad especial que pone en entredicho las propias facultades y limitaciones, ayuda a asimilar lo real y a adaptarse al medio, según convenga a los deseos del jugador.

Todo aquello que se adquiere por medio del juego es potencialmente transferible a otras conductas no lúdicas. Jugar es la forma más natural y eficaz de desenvolver el potencial físico, moral y mental, así como de desvelar y definir la individualidad de la persona.

En este sentido, un juego de entrenamiento puede ayudar al individuo a adquirir habilidades cada vez más difíciles, descartando hábitos inoperantes.

Como espacio de juego, estos CD y este libro-juego integran un sistema complejo, en principio desordenado, caótico, dinámico, y no-lineal, que incita al jugador a la apertura al cambio, a la transformación y al crecimiento.

Cuando el juego absorbe por completo al jugador regido por sus propias leyes, éste se somete a las reglas sin perder la conciencia de estar en un mundo sumergido en la representación, se mete en el «como si» del juego.

Este libro-juego propone uno de esos mundos alejados de lo útil y de lo serio que impera en el mundo productivo.

Esta transformación es posible porque el diseño del juego ofrece la flexibilidad necesaria para la experiencia participativa del lector. La dialéctica entre las reglas (el diseño, abierto y sensible a cada interpretación) y la cuota de azar que puede agregarse (y el juego sostiene) intenta imitar la combinación de la vida real.

Lejos de ignorar toda la subjetividad que agregará el jugador, el autor nos reclama desde el principio la absoluta necesidad que tiene el juego de una colaboración activa, consciente, creadora.

Lo que se pide no es que reciba un mundo completamente preconcebido, acabado, pleno, cerrado sobre sí mismo, sino que participe por el contrario en una creación, que invente a su vez el juego y reinvente si lo desea su propia vida.

Este juego no permite espectadores sino jugadores, porque sólo quien juega hace posible la realización del juego.

En este sentido, el audio-juego exige la cooperación activa del receptor en la construcción del sentido.

Las funciones del autor y del jugador se complementan. El autor, como diseñador consciente de las estructuras de texto y del sonido de los cuentos, propone una serie de estrategias que invitan a jugar, a participar activamente de la obra. El jugador, como creador, sin cuya activa participación el juego no sucede.

Reglas de juego

La primera gran diferencia entre un juego y el mundo real está definida principalmente a partir de la existencia de ciertas reglas específicas de cada juego. Reglas pactadas oralmente entre los jugadores o reglas preestablecidas por el reglamento del juego. Son estas reglas las que, sumadas al mágico mundo de lo imaginario, instalan a los jugadores en un espacio diferente, donde se abren nuevas posibilidades y respuestas alternativas a las de la vida cotidiana. La lectura que hacemos de un juego, más allá de nuestra orientación teórica, nunca puede ser literal. Las reglas de juego señalan un claro límite entre el espacio real y el de la ficción. En el espacio lúdico de un juego de tablero, las reglas del juego nos señalan las posibilidades de avanzar, retroceder o «comerse» al adversario. En un juego de mayor carácter simbólico, como podría ser éste, el espacio se transforma, asumiendo características insospechadas, donde lo grande se hace pequeño y viceversa. En el espacio lúdico, las dimensiones son otras, y la fantasía transforma los objetos más vulgares en fantásticos. El tiempo también se transforma, un tiempo eterno en cada jugador. Las reglas, más que limitar el juego, lo posibilitan y paradójicamente lo transforman en una experiencia liberadora. La libertad es un punto fundamental en relación al juego. Cada jugador elige cuándo jugar, con quién jugar y en qué momento salir del juego. No se puede obligar a nadie a jugar, ni a jugar de una determinada manera. La libertad también se expresa en el tema que se elige, los roles que cada uno asume, el compromiso que elige para jugar, las estrategias que adopta y los límites que se autoimpone.

 

Este audio propone simplemente la inclusión de un juego en el contexto de la búsqueda de crecimiento personal. Y aún cuando esto pueda ser traducido por muchos como una propuesta terapéutica, este audio no es ni pretende ser una terapia. Cualquier grupo de personas bienintencionadas y comprometidas podrían lograr un ambiente que maximizase los aspectos terapéuticos del jugar, sin que por ello se consiga transformar el encuentro en una sesión de terapia de juego. Así como la sola utilización de palabras psicológicas o una sesuda explicación de la conducta no implica una terapia, tampoco la propuesta de jugar es ludoterapia. Esta técnica tiene una orientación teórica -sólida- que guía el pensar y actuar del terapeuta cuando utiliza el juego como herramienta, especialmente para trabajar con niños. La terapia a través del juego es la interacción entre un adulto entrenado y uno pequeño que expresa sus sentimientos y dificultades a través de la comunicación simbólica del juego. Se parte de la base de que el niño expresará y trabajará sus conflictos a través de la metáfora lúdica; así el niño puede expresar sus sentimientos a través de la fantasía y, trabajando sobre ello, puede ir modificando aspectos de su vida. El juego, por sí mismo, no es capaz de provocar ningún cambio terapéutico.

 

Como en cualquier juego, el primer paso es aprender a jugar. Los obstáculos que se presenten dentro del juego deberán resolverse en ese mismo espacio, sin salirse del rol. Podremos recurrir a las reglas del juego y buscar dentro de ellas las estrategias para poder sacarle partido al juego, sin sobreexigir ni subestimar las posibilidades lúdicas. Este juego, como todos, introduce códigos diferentes que llevan a lecturas especiales.

El juego es un fenómeno demasiado complejo en sí mismo, a lo que se suma la complejidad del juego de cada persona y grupo de personas. Todos llegamos con nuestra propia historia y posibilidad l<span style="mso-bidi-font-family: 'Times New Roman'; mso-ansi-

 
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